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#losmartescon2; LOVE simple SUMMER!

¿Os acordáis de que éste iba a ser el año de las cosas sencillas? Con la historia del simplifica mi verano va a ser, si Dios quiere, básicamente esto:

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#losmartescon2; Un barquito de cáscara de nuez

Es tardísimo, no digo la hora que luego mi madre me riñe o me dice «madre mía, Marta» en bucle durante un rato, pero llevo más de hora y media buscando las fotos del cumple de Carlos, primero en el ordenador, luego en los distintos discos duros y por último, revisando cada una de las tarjetas de memoria que tengo por la casa; el ordenador de mi hermana y vuelta a empezar con los discos duros por si se me había pasado alguna carpeta. He mirado tooodas las fotos que tengo en el ordenador! Cuando ya estaba a punto de darlas por perdidas, voilà! he caído en que hago copias de seguridad periódicas y allá por febrero las he recuperado…
Total, que era lo que os pensaba enseñar hoy pero ya no son horas para ponerse a elegir entre 1.066 fotos así que nos quedamos con una manualidad facilita para cualquier mañana de playa, de esas con las que ya empezamos a soñar:

 

Un barquito, de cáscara de nuez

 

adornado, con velas de papel

 

navegar sin temor,  en el mar es lo mejor… 

 

o en una bandeja a falta de mar,

y alguien que «haga» viento 😉

Nueces, palillos de dientes, papel o alguna bolsa de plástico de colorines y un poco de plasti para hacer contrapeso,

y poco más que no quiero que me pase esto:

Hasta mañana!
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#losmartesconCarlos; Costa Amalfitana I

Como fue una escapadita corta pero muy bien aprovechada, la hemos dividido en varios post para poder ir recomendando alojamientos, sitios para comer, paseos, etc.

Así que hoy la primera parte…

 Esta vez no hubo problemas con el tamaño del equipaje de mano 😉

 y desde luego el trayecto fue muucho más entretenido!

 Como ya os contamos aquí, nuestro hotel no estaba exactamente en la costa así que decidimos alquilar un coche (que ya nos venía bien puesto que volamos a Nápoles) y el primer día salimos a explorar la costa sin un rumbo muy determinado,

 Llegamos hasta la bahía de la Conca dei marini en busca de la Gruta de la Esmeralda, muy recomendada por otros viajeros pero que la verdad, a nosotros nos decepcionó bastante;

una gruta pequeñita que se recorre en barca en menos de 5 minutos y cuyo único atractivo son un poco los juegos de colores que provoca la luz del sol al filtarse por un agujero en la piedra.

 Vamos que lo que más nos gustó fueron las vistas desde arriba del ascensor!
Después dimos la vuelta para regresar a Amalfi donde hicimos una parada al borde del mar, justo debajo de Il Convento, el hotel donde nos habría gustado alojarnos,

para probar un poco de gastronomía típica 🙂

 Otra de las ventajas de viajar con niños a Italia es que en las comidas
aciertas seguro, y eso que Carlos come realmente bien pero la cara de
felicidad cada vez que veía pasta, pizza o helaitos

 Por la tarde un ratito de playa,

 casi todas a las que fuimos eran playas de piedras que al principio no le convencian mucho pero la verdad es que el agua estaba limpísimas y muy muy transparente y era un gustazo ver todo el fondo,

Nos dimos unos baños estupendos!

 Cuando pasó un poco el calor dimos un paseo por Amalfi que, además de lo bonito que resulta verlo desde el mar, lo más interesante son el Duomo y el claustro adyacente. El resto, pasear y pasear por sus callejuelas,

 (si puede ser sin carrito!)

Y asomarse a los distintos miradores a ver cómo van volviendo las barquitas al atardecer:

 A la vuelta paramos a cenar en Ravello y creo que fue lo que más nos sorprendió del día;

 Un pueblo encantador, un concierto de música clásica en los jardines de la Villa Rufolo,

 

unas vistas preciosas y otro hotel recomendable, Hotel Caruso 😉


La verdad es que después de todo eso no me extraña que acabáramos así:

El próximo día más recomendaciones!
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Un hotel en… SAMANÁ

Antes de que se vaya del todo el buen tiempo, o por si alguien tiene la suerte de estar planificando un viajecito a tierras más cálidas hoy os traemos la que para nosotros fue la mejor recomendación en República Dominicana, y eso que tuvimos muchas…

Un sitio que ya visitó Colón en su primer viaje! 
Al noreste del país y a pesar de ser cada día un foco más importante de turismo es una de las zonas que más vírgen se conserva aún; las largas playas salvajes, los hoteles más pequeñitos y cuidados, un interior muy auténtico y en general el ritmo más traquilo que otras zonas como Punta Cana –que también nos encantó, todo hay que decirlo– hacen de la Península de Samaná un destino muuuy recomendable para unos días de descanso ;)!
Nosotros nos quedamos con las ganas de ver las ballenas jorobadas, uno de los principales atractivos de la zona, pero ya os contamos que fuimos allí porque se casaban unos amigos así que la fecha era poco flexible.

 Pero con el hotelito que nos habían reservado nuestros amigos tuvimos suficiente compensación 😉

 Samaná Sublime

 Pequeñas casitas rodeadas de palmeras, interminables piscinas,

 camas balinesas, jacuzzi en las terrazas,

 

 decoración colonial

 y kilómetros de playa solitaria…

 ¿Qué más se puede pedir?

Ya lo decía nuestra camiseta;

Desconecta de todo y… 
SONRIE!

¿A quién no le han entrado ganas de estar allí tumbado ahora mismo?
Por si queréis seguir con los dientes largos tenéis más post de república aquí, aquí, aquí y aquí 🙂
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#losmartesconCarlos; «Nuestra casa de la Italia»

Nosotros no es que hayamos sido nunca de planear las cosas con tiempo pero este año, después de un principio de verano algo accidentado por los cambios de planes de última hora nos plantamos en la última semana de julio con muchas ganas de vacaciones y ¡sin saber a dónde ir!
Teníamos la primera semana de agosto reservada para hacer un viajecito los 3 juntos, ya que el resto de nuestro verano suelen ser planes más de familia amplia, con unos y con otros, y nos hacía ilusión pasar unos días los 3 antes de que la familia se ampliara un poco y el viajar se complicara durante unos meses.

Los requisitos eran fáciles; un sitio relativamente cercano (nada de
aviones largos), a algún país donde no me diera miedo ir
embarazada de 6 meses, que hiciese buen tiempo, que no hubiera planes
chulos inaccesibles para hacer con barrigón, ni largas palizas de coche en
las que Carlitos se desesperara; un viaje que lo pudiésemos disfrutar tanto Carlos como nosotros… y, claro está, que no fuera muy caro!
Este último requisito anulaba la mayoría de destinos a una semana de la temporada más alta del año,
así
que después de mucho investigar por la red encontramos una oferta en
Voyage privé para una zona que yo llevaba tiempo con ganas de conocer:

La costa Amalfitana

El destino era casi perfecto: cercano,
accesible, con buen tiempo, con planes de paseos y playa y encima…
muy bien de precio! claro, no era ninguno de los hoteles que yo habría
querido pero es que esos eran prohibitivos (el que quiera una lista de
hoteles muy en la línea de esa zona, se la podemos pasar pero sabiendo
que nosotros sólo fuimos a tomar algún café y a cotillearlos un poco 😉
)

En cambio dimos con un hotel que no estaba en la costa propiamente dicha sino en una aldea cercana a Salerno pero que resultó perfecto para el plan que llevábamos,

 Coche de alquiler, un niño pequeño;
excursiones de día, tranquilidad por las noches,

Villa Rizzo,

 Una villa italiana con su caserón, su piscina,

sus desayunos lentos,
sus cenas de queso y vino a la luz de la luna, sus frutales bien
cuidados, y hasta algún zorrito que se nos cruzaba de noche cuando
íbamos a la habitación!

Un hotel muy, muy kid friendly, con enormes habitaciones en las que además de nuestra cama había una camita y una cuna y sobraba espacio para ir con 5 niños mas 😉

Carlos disfrutó recogiendo avellanas que luego intentaba cascar, 

 paseando por allí como Pedro por su casa,

  
-nuestra casita de la Italia la llamaba-,

 arreglando el jardín, planeando barbacoas alrededor del fuego 😉

 
Un hotel en el que pasamos 5 días inolvidables, de esos que te recargan las pilas para el resto del año! (o casi 😉 )
 
En otros post os iremos contando las excursiones que hicimos y
 las cosas que más nos gustaron de la costiera…

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Salvemos nuestro paraíso

El martes os contábamos por encima cómo era la casa donde hemos pasado los veranos desde que nacimos, y hoy vamos a enseñaros un poco más de la historia de estas casitas…

 Las casas de la playa de Babilonia:

 

Ehh, hasta nuestra abuela forma parte de la historia de las casitas!

Unas casitas abocadas a desaparecer en pocos años si no hacemos nada por evitarlo, y con ellas, una forma de veraneo que nos encantaría poder compartir con nuestros hijos.. y con nuestros nietos si puede ser 😉

 

¿No parece realmente un paraíso?
 

 Pues ahora llega el momento de pediros un poco de ayuda,  por si alguien quiere aportar su granito de arena, nunca mejor dicho, para que el mar tarde aún en llevarse nuestras casitas, podéis firmar AQUÍ y os estaremos muuuy agradecidas ;)!
Incluso algún día podemos hasta invitaros a pasar unos días allí, jjj!

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#losmartesconCarlos; Otro año de tradiciones familiares

Este año las fotos de nuestra escalera no son tan bonitas pero es que pasarse allí 15 días y esperar hasta el último, que encima llueve y está nublado y además estamos de animo de «vuelta»… no nos puede volver a pasar!

Hace ya un año que os contábamos un poco cómo eran las vacaciones en esa casita a la orilla del mar; este año ha habido menos charlas lentas, eso seguro, tampoco nosotros hemos coincidido con ningún primo, no hemos podido organizarlo de otra forma, pero lo que no nos han faltado con este enano allí  han sido ni risas ni bucles del tipo «Carlos, que no puede pasar del segundo escalón, que esas escaleras son PELIGROSIIISIMAS!!»

Mientras más peligroso sea algo, más divertido. Está claro.

Y así de contento estaba cuando al fin le dejamos subir (todo sea por las fotos, jaja)

Así que básicamente son fotos de recuerdo para ir viendo año a año cómo
crece… y además, a la bisabuela seguro que le gustan 😉

Además de eso lo hemos medido en la puerta, otra tradición anual; en la puerta de atrás de la casa están marcadas con una llave nuestras alturas de cada año.

 Hemos jugado con los  patitos…

y una de las conversaciones más repetidas este año, a parte de esa prohibición, es si el año que viene y al otro, y al otro seguiremos pudiendo ir por allí; si los veranos de nuestros hijos seguirán  marcados por esta escalera…
 

Como ya os contamos hace algunos años nuestra casita es pequeña pero está en la playa. No en una ciudad de playa si no en la misma playa, en la arena, a unos metros de las olas que tanto le gustan a Carlos, y eso, que es su principal atractivo, también es su mayor limitación, y es que en los últimos años el mar ha ido acercándose y acercándose y parece que tenga gana de compartir la casa con nosotros!
Como la historia de las casitas es más larga, la dejamos para el próximo día …

¡El año que viene si Dios quiere estas fotos tienen que ser con 2 primos más!