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Always on my mind

Always on my mind…

[…] Tal vez no estuve ahí para abrazarte, […] no habrá otra oportunidad […]
Tal vez sea lo único que no pueda perdonarme en la vida.

Mañana, o pasado; esta semana te volvemos a necesitar, como todos los días, o quizás más que ninguno. Sabemos que estarás, que estaremos todos juntos.
YOU ARE ALWAYS ON MY MIND

Felices 3, angelito.
 Claro que siempre estás.
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Inspiración Unaporuna

#losmartesconCarlos; Preparando su cumple2…

Aquí la cuestión es no aburrirse…

El otro día le escribía a mi hermana el orden de prioridades de los próximos…10 meses!
Sí, planificamos a 10 meses vista…y es que nos esperan un montón de proyectos de los que nos gustan 😉

Empezamos con el primero…

Carlitos cumple 2!

El año pasado lo que más le gustaba eran los globos, así que tuvimos clara la temática,

Podéis ver el resultado del año pasado aquí aquí y aquí.

Este año empezamos a pensarlo mientras lo veíamos jugar… en ese momento le encantaba el cuento de Blancanieves, y pensamos hacer un cumpleaños de los 7 enanitos: también le gustaba hacer torres y castillos, comer taaaarta, jugar con plasti y un sinfín de cosas más; pero sin duda, si con algo se volvía y se sigue volviendo loco es con las herramientas!

Siempre le decimos que cuando sea mayor tendrá su taller, construirá casas o arreglará coches…
Cada vez que ve una caja de herramientas (de mayores, como él dice) pone cara de emoción; el martillo misterioso, la sierra peligrosa, los alicates y absolutamente todas las herramientas, mientras más peligrosas, más le gustan!
Así que lo teníamos bastante claro, Carlitos cuando cumpla 2 años, montará un pequeño taller con sus amigos!

Y el caso es que la fecha se acerca y los acontecimientos se acumulan, así que, por si acaso Martín nos deja, hemos estado recopilando ideas para…

El taller de Carlos

Todas las imágenes son de Pinterest y podéis ver la fuentes aquí

De momento tenemos claro los colores que queremos usar… y que habrá tarta de chocolate!

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DIY Unaporuna

DIY Nuestro disfraz de Halloween BBB (bueno-bonito-barato)

El sábado por la noche, volviendo de cenar por ahí con amigos, @elhombremásguapodelmundo se acordó de decirme que el lunes necesitábamos un disfraz de Halloween para Carlos, así que aquí va nuestra improvisación de disfraz de domingo-con-todo-cerrado-y-amigos-a-comer-en-casa:

La primera vez no estaba muy convencido con eso de disfrazarse pero al día siguiente se levantó diciendo que quería ser un murciélago para que lo viera mamá (cuando se disfrazó yo estaba trabajando y no pude verlo)

 Mientras se vestía pensó que lo suyo era probar si las alas funcionaban…

 luego decidió que era mejor corretear con los pies en el suelo

descalzo, como los murciélagos de verdad, ¡por supuesto!

  

Hubo un momento en que lo convencí para que parase y abriese las alas:

 En estas fotos podéis apreciar mejor lo simple que es el disfraz; un par de leggings míos viejos, que estaban pidiendo a gritos que los jubilara,

 uno lo cortamos de largo y lo estrechamos un poco, para los pantalones del vampiro,

y el otro lo cortamos también de largo a la medida de los brazos y le hicimos un agujero donde se unen las costuras de las dos piernas, para meter por ahí la cabeza. A este ni siquiera hace falta meterle porque así le quedan más anchitas las mangas.
Por último, con 2 trozos de tela negra se le ponen las alas y… a volar!

 La careta de vampiro-no-muy-terrorífico la sacamos de aquí
 

 (aunque no le gustaba mucho puesta sobre la cara)

 

 No me preguntéis cómo pero logró convencerme de que los vampiros se
alimentan a base de taaarrtaa (chocolate para los humanos) y arroz
inflado:

 y por último, lo más divertido, ¡por lo visto los vampiros saltan en la cama!

 Así que ahí estuvimos el pequeño batman y yo, entretenidos media mañana con la excusa de enseñaros el disfraz 😉

Ea, pues si tenéis alguna fiesta el fin de semana y no tenéis disfraz, 
ya no hay excusa para hacerse uno en 20 minutos!

 
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Unaporuna

#losmartesconCarlos; Seguiré siendo idealista… hasta donde el miedo me deje

 Pues sí, sere utópica. O una idealista. Y pienso seguir siéndolo mientras la vida me deje, y ojalá que después también, ojalá que aunque la vida se empeñe en no dejarme, aunque sólo sea por el paso del tiempo, tenga fuerzas para seguir siéndolo…

Y cada vez que en una conversación quieran acabar mis argumentos con «es que tu eres una idealista» (leáse vives en los mundos d yupi, no te has enterado de qué va la vida, ya estás tú con tus inventos,  o cualquier otra frase similar) no será una forma de anular mis argumentos sino de revalidarlos.

Y pienso seguir diciendo que mi ilusión es tener 6 hijos y dar la vuelta al mundo con ellos. Aunque al final me quede en 2 y lo más que llegue sea a pasar un fin de semana en París. De ilusiones también se vive, y por ellas y para ellas.
Y sí, para mí, tener 6 hijos es mucho más bonito, más enriquecedor, muuuy cansado, muy empobrecedor económicamente hablando y muchas más cosas, pero si es mi vocación pues intentaré seguirla hasta donde pueda.
Todo el mundo me decía que me esperara a tener uno para ver lo que era, que se me iban a pasar las ganas de tener hasta el segundo y ha sido más bien al revés. Y os aseguro que no me ha tocado el niño trampa, ese tan bueno que no te enteras de que lo has tenido…
Bueno y a lo que iba, seguiré siendo una idealista y más aún en la educación de mis hijos aunque desde ya, con 23 meses, siento que he claudicado en algunas cosas. Porque vivimos en sociedad, porque no soy la única responsable de este niño… -escribe aqui tu excusa–  porque me ha entrado miedo. 
Este verano, aunque una amiga piense que estoy obsesionada con los colegios, no es eso, es que 9 de cada 10 por no decir 10 de 10 personas con las que me he encontrado me han hecho las siguientes preguntas. En este orden:
– Qué edad tiene? Ah, está muy espabilado, no? 
– Va a la guarde? Noooo??? 
– Y este año tampoco??
– Y a qué cole lo vais a llevar?

Y ahi ya es donde…
O estamos entre x, x o y o si me quedaba un rato hablando con esa persona y para hablar de otra cosa hablo de eso, preparate.
«Pues por mí no lo llevaría al cole, no te digo nunca pero al menos hasta los 6 años fijo».

 Que no es que tenga nada en contra de los colegios, sólo que tampoco veo la necesidad (aclarando que por mis horarios de trabajo, a mí el cole no me resuelve nada)

Y luego no lo llevaría a un cole convencional, me gustaría para ellos esa educación alternativa, tan nombrada últimamente, sin tantos libros, tantas normas, tantos deberes, tanta competitividad… desde que tienen 3 años!
Y también  puedo escribir aquí mi excusa,  Pero claro, en Córdoba…
Y otra vez sería miedo. Porque sí hay cosas, hay iniciativas, intentos pequeñitos de gente que piensa igual.
Pero como dice @elhombremásguapodelmundo mi hijo no es un banco de pruebas.
Y sí, es cierto que:

El que no se arriesga no gana;
La vida es de los valientes;
Siempre tiene que haber una primera persona que haga algo;

Y asi miles de frases de libros de autoayuda, en las que creemos… hasta q nos toca cumplirlas.
Y aquí además no soy ya la que me arriesgo, aqui hago que se arriesgue un niño ¡de 20 meses! al tomar una decision por él. Como tantas otras que tomamos al cabo del dia, está claro.
Pero me entra el Miedo. Un miedo mucho más grande que si fuera yo la que me arriesgara, un miedo que no sé si soy capaz de asumir aún a pesar de tener que renunciar a alguna de esas utopías…
Porque al final, con mucho padres de los que hemos hablado, la charla ha sido muy similiar; empezamos nombrando los 2 o 3 colegios más o menos convencionales, más o menos comunes en nuestro círculo y los mismos argumentos de siempre para cada uno. Pero, ¿y cuando te sales? Y cuando dices que ninguno de esos te gusta porque no te gusta, yo que sé, esa manera de llevar a los niños con la lengua fuera, ese correr? Ese, como decía un amigo, meterlos a todos en la misma autopista, ponerles vallas opacas a los lados porque a los lados no hay nada y empezar a empujar?
¿Y cuando dices que eso no te gusta, que no crees que realmente sea lo mejor para ellos pero que tampoco crees que sea lo que la sociedad necesita?
Que hablamos que un cole nos gusta más porque saca mejores medias en selectividad, pero ¿eso es de verdad lo que busco para un hijo que es un bebé aún?

Y si mi hijo tiene un don (soy de las convencidas de que todo el mundo tenemos uno, que a todos hay algo que nos apasiona, se nos da bien y por lo que no nos importaría pasarnos muchas noches sin dormir) para pintar, para el dibujo, para la música, para los videojuegos, para los deportes, para cualquier cosa que no se mida en selectividad? ¿Entonces qué? ¿Tooodo el dia diciéndole que no a eso porque «hay que aprovechar el tiempo para estudiar»?


Y es que este padre tenía 3 hijos y resulta que los dones de los 3, ninguno eran de los que se potencian en el cole. Y que tiene que estar tooodo el dia diciendo deja de cuando ve que el niño disfruta, que se le da bien, que es algo positivo. Pero no, ponte mejor a hacer quebrados que hay que llegar al curso que viene preparado. Más preparado que los demás si se puede.

¿¿Y PARA QUE??
Después de estas reflexiones, ya se han dejado de barajar esos 3 coles más típicos y pasamos a la siguente frase:

Si, pero no hay colegios que sean así.

Los hay. Nos gustarán más o menos, los tendremos más o menos cerca, serán más caros-hippies-elitistas-diferentes o lo que sea, pero los hay.

Elimina la excusa de que no existen.

Deja de culpar la sociedad de que lo único que nos ofrece es lo otro.

Y por qué no lo llevas allí?
Pues porque SOY UNA MIEDICA.

 

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#losmartesconCarlos; Costa Amalfitana I

Como fue una escapadita corta pero muy bien aprovechada, la hemos dividido en varios post para poder ir recomendando alojamientos, sitios para comer, paseos, etc.

Así que hoy la primera parte…

 Esta vez no hubo problemas con el tamaño del equipaje de mano 😉

 y desde luego el trayecto fue muucho más entretenido!

 Como ya os contamos aquí, nuestro hotel no estaba exactamente en la costa así que decidimos alquilar un coche (que ya nos venía bien puesto que volamos a Nápoles) y el primer día salimos a explorar la costa sin un rumbo muy determinado,

 Llegamos hasta la bahía de la Conca dei marini en busca de la Gruta de la Esmeralda, muy recomendada por otros viajeros pero que la verdad, a nosotros nos decepcionó bastante;

una gruta pequeñita que se recorre en barca en menos de 5 minutos y cuyo único atractivo son un poco los juegos de colores que provoca la luz del sol al filtarse por un agujero en la piedra.

 Vamos que lo que más nos gustó fueron las vistas desde arriba del ascensor!
Después dimos la vuelta para regresar a Amalfi donde hicimos una parada al borde del mar, justo debajo de Il Convento, el hotel donde nos habría gustado alojarnos,

para probar un poco de gastronomía típica 🙂

 Otra de las ventajas de viajar con niños a Italia es que en las comidas
aciertas seguro, y eso que Carlos come realmente bien pero la cara de
felicidad cada vez que veía pasta, pizza o helaitos

 Por la tarde un ratito de playa,

 casi todas a las que fuimos eran playas de piedras que al principio no le convencian mucho pero la verdad es que el agua estaba limpísimas y muy muy transparente y era un gustazo ver todo el fondo,

Nos dimos unos baños estupendos!

 Cuando pasó un poco el calor dimos un paseo por Amalfi que, además de lo bonito que resulta verlo desde el mar, lo más interesante son el Duomo y el claustro adyacente. El resto, pasear y pasear por sus callejuelas,

 (si puede ser sin carrito!)

Y asomarse a los distintos miradores a ver cómo van volviendo las barquitas al atardecer:

 A la vuelta paramos a cenar en Ravello y creo que fue lo que más nos sorprendió del día;

 Un pueblo encantador, un concierto de música clásica en los jardines de la Villa Rufolo,

 

unas vistas preciosas y otro hotel recomendable, Hotel Caruso 😉


La verdad es que después de todo eso no me extraña que acabáramos así:

El próximo día más recomendaciones!
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#losmartesconCarlos; Ceras lavables para la bañera

Hoy vamos a hacer un post cortito porque después de una de esas noches de despertares y llantos varios a la inspiración le cuesta encontrarnos 😉

Hace unas semanas tuvimos en casa unos visitantes muy muy poco deseados, ¡menos mal que se quedaron poco tiempo! El caso es que como eran de esos que no se van «ni con agua caliente» nunca mejor dicho, hubo que usar cosas más fuertes y practicar un poco eso de la paciencia…

 ¿Qué podíamos hacer para que Carlos estuviera un rato largo entretenido en la bañera a ser posible sin juegos brutos de hacer olas, salpicar, etc?
Algo que le encante…

¡PINTAR!

Los había visto en algunas tiendas pero ya sabéis que somos más de fabricar las cosas que de comprarlas, un día de éstos contaremos porqué. Además, cuando nació Carlos  #elhombremásguapodelmundo y yo pusimos una norma -que absolutamente nadie cumple- que no se le podía hacer ningún regalo a nos ser que hubiese un motivo justificado como cumpleaños, santo o Reyes Magos.

El caso es que todos en general y mi familia en particular se salta la norma cada vez que le apetece pero al menos nosotros intentamos cumplirla así que ya que habíamos visto la receta de estas ceras para la bañera y parecía fácil de hacer con niños, nos pusimos manos a la obra:

Sólo necesitamos jabón de glicerina (si es incoloro mucho mejor), colorantes alimenticios, algún molde para hacer los lápices y un poco de agua.

En primer lugar rallamos el jabón para poder derretirlo mejor en el microondas, lo vertemos en los moldes y añadimos los colorantes y un poco de agua para poder mezclar bien los colores. Luego ya sólo hay que dejar enfriar y… al agua patos!

Estas son las ceras comerciales, las nuestras no salieron tan curradas, de hecho no tenemos ni fotos porque ese día la prioridad era otra pero conseguimos nuestro objetivo: al final de la mañana teníamos las cabezas libres de visitantes y un niño de colorines más arrugado que un garbanzo 😉

Hay otra versión que en vez de «ceras» es pintura para usar con pincel y que tenemos en mente para la próxima vez que necesitemos estar un rato largo en la bañera (que espero sea dentro de muuuucho tiempo).

La de hoy era la receta más rapida y fácil que encontramos, 
¿os animáis a hacerla?

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#losmartesconCarlos; «Nuestra casa de la Italia»

Nosotros no es que hayamos sido nunca de planear las cosas con tiempo pero este año, después de un principio de verano algo accidentado por los cambios de planes de última hora nos plantamos en la última semana de julio con muchas ganas de vacaciones y ¡sin saber a dónde ir!
Teníamos la primera semana de agosto reservada para hacer un viajecito los 3 juntos, ya que el resto de nuestro verano suelen ser planes más de familia amplia, con unos y con otros, y nos hacía ilusión pasar unos días los 3 antes de que la familia se ampliara un poco y el viajar se complicara durante unos meses.

Los requisitos eran fáciles; un sitio relativamente cercano (nada de
aviones largos), a algún país donde no me diera miedo ir
embarazada de 6 meses, que hiciese buen tiempo, que no hubiera planes
chulos inaccesibles para hacer con barrigón, ni largas palizas de coche en
las que Carlitos se desesperara; un viaje que lo pudiésemos disfrutar tanto Carlos como nosotros… y, claro está, que no fuera muy caro!
Este último requisito anulaba la mayoría de destinos a una semana de la temporada más alta del año,
así
que después de mucho investigar por la red encontramos una oferta en
Voyage privé para una zona que yo llevaba tiempo con ganas de conocer:

La costa Amalfitana

El destino era casi perfecto: cercano,
accesible, con buen tiempo, con planes de paseos y playa y encima…
muy bien de precio! claro, no era ninguno de los hoteles que yo habría
querido pero es que esos eran prohibitivos (el que quiera una lista de
hoteles muy en la línea de esa zona, se la podemos pasar pero sabiendo
que nosotros sólo fuimos a tomar algún café y a cotillearlos un poco 😉
)

En cambio dimos con un hotel que no estaba en la costa propiamente dicha sino en una aldea cercana a Salerno pero que resultó perfecto para el plan que llevábamos,

 Coche de alquiler, un niño pequeño;
excursiones de día, tranquilidad por las noches,

Villa Rizzo,

 Una villa italiana con su caserón, su piscina,

sus desayunos lentos,
sus cenas de queso y vino a la luz de la luna, sus frutales bien
cuidados, y hasta algún zorrito que se nos cruzaba de noche cuando
íbamos a la habitación!

Un hotel muy, muy kid friendly, con enormes habitaciones en las que además de nuestra cama había una camita y una cuna y sobraba espacio para ir con 5 niños mas 😉

Carlos disfrutó recogiendo avellanas que luego intentaba cascar, 

 paseando por allí como Pedro por su casa,

  
-nuestra casita de la Italia la llamaba-,

 arreglando el jardín, planeando barbacoas alrededor del fuego 😉

 
Un hotel en el que pasamos 5 días inolvidables, de esos que te recargan las pilas para el resto del año! (o casi 😉 )
 
En otros post os iremos contando las excursiones que hicimos y
 las cosas que más nos gustaron de la costiera…