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Los martes con Carlos; tradiciones familiares



El año pasado os enseñábamos aquí y aquí rincones de la casa de cada agosto de nuestra infancia;
 quizás uno de los más representativos, a parte de las hamacas verdes, sean estas escaleras que desde siempre han estado presentes en nuestros veranos,
En el patio, centro neurálgico de la casa, junto a «la mesa de comer» y a la cocina, allí donde las horas pasan lentas. En determinados años, demasiado lentas para mi gusto pero es que la adolescencia no se suele llevar bien con el dolce far niente, al menos la mía.

Una escalera que nos ha visto crecer a todos, en la que nos hemos sentado a leer, a jugar al parchís (siempre me aburrió mucho ese juego pero por lo visto en Guardamar había que jugar a eso), o simplemente a charlar, y ahora me hace ilusión ver cómo le gusta a Carlos jugar en la escalera…
Yo siempre he estado cómoda en el escalón; aunque hubiera sillas libres (cosa que casi nunca pasaba porque allí casi siempre había over booking de primos) me sentaba ahí con mi libro a escuchar de fondo las charlas esas en las que a veces no se dice mucho, a veces es sólo comentar lo que se ha oído en la radio, lo que dice el periódico local, lo que vamos a comer mañana,
y a veces se habla también de sueños, de qué haremos el próximo curso, de qué seremos de mayores,
Charlas en las que si está mi hermana, las risas estan más que aseguradas (y los bucles también, por eso yo no suelto mi libro… 😉 )
Charlas fáciles que se pueden seguir a la vez que lees pero que no me gusta perderme, porque son esas mismas charlas las que a veces te sorprenden, se empieza un debate que durará horas, salen a relucir los jardines interiores…
Charlas que «hacen familia», hacen que los primos tengamos una relación que no se habría fraguado igual viéndonos en la cena de Nochebuena y 3 comidas familiares…


  A falta del permiso de los primos para publicar nuestras fotos en albornoz de cada año, ésta es la tradición de nuestros veranos guardamarienses:


Cada año repetiremos la foto con el albornoz para que cuando sea mayor, él también le tenga cariño a estas tradiciones 😉