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#ayearago… La vida es una verbena, ¿bailas?

Este post lleva en borradores… ¡un año! Por si no os acordáis, el año pasado por estas fechas celebramos en casa #laverbenadelos30 y éste fue uno de los regalitos que le hicimos a la cumpleañera (además de su tarta de luces 😉 )

Por un lado el libro de Lucía Be, el lema de la fiesta,

Y por otro, El Manifiesto, también de Lucía, que presidía luego una de las mesas de la verbena…

Y para darle un poco de emoción a los regalitos, 20 envoltorios, uno por cada frase del manifiesto XD

 

 

 


La vida es una verbena,
¿bailas?

Podéis ver más fotos de aquel día aquí, aquí y aquí

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#losmartescon2; Un barquito de cáscara de nuez

Es tardísimo, no digo la hora que luego mi madre me riñe o me dice «madre mía, Marta» en bucle durante un rato, pero llevo más de hora y media buscando las fotos del cumple de Carlos, primero en el ordenador, luego en los distintos discos duros y por último, revisando cada una de las tarjetas de memoria que tengo por la casa; el ordenador de mi hermana y vuelta a empezar con los discos duros por si se me había pasado alguna carpeta. He mirado tooodas las fotos que tengo en el ordenador! Cuando ya estaba a punto de darlas por perdidas, voilà! he caído en que hago copias de seguridad periódicas y allá por febrero las he recuperado…
Total, que era lo que os pensaba enseñar hoy pero ya no son horas para ponerse a elegir entre 1.066 fotos así que nos quedamos con una manualidad facilita para cualquier mañana de playa, de esas con las que ya empezamos a soñar:

 

Un barquito, de cáscara de nuez

 

adornado, con velas de papel

 

navegar sin temor,  en el mar es lo mejor… 

 

o en una bandeja a falta de mar,

y alguien que «haga» viento 😉

Nueces, palillos de dientes, papel o alguna bolsa de plástico de colorines y un poco de plasti para hacer contrapeso,

y poco más que no quiero que me pase esto:

Hasta mañana!
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Ponte Final: Recomendación en Lisboa…

Hoy una recomendación para este verano, o para alguna escapada que hagáis a Lisboa.
PONTO FINAL: Un restaurante que está al otro lado del mar, al que se puede llegar conduciendo por el puente, o en Ferry a 10 minutos.
Nosotros cogimos el Ferry, y fuimos dando un paseo por la orilla que está muy cerquita.
Como veis, la combinación de colores amarilla y blanca forman un contraste muy veraniego con el agua del mar.
Es un sitio pequeñito, con pocas mesas y muy agradable. La comida fue espectacular. Pedimos lubina y lenguado, y de aperitivo te ponen queso típico de allí muy rico, aceitunas y una ensalada de pulpo. La relación calidad-precio está muy bien y los postres también muy recomendables.
Únicamente si vais, mejor que reservéis con antelación.
Muito Obrigado…
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#losmartescon2; Carta de un hijo a todos los padres del mundo

Aunque hoy no tocara martes de reflexión, ayer nos fuimos de cena y a las horas que volvimos bastante que recordé esta carta que desde hace algún tiempo llevo queriendo imprimir yo también para pegarla en algún sitio bien visible en casa…
Nada nuevo, sólo ayudarnos a recordar que nuestros niños se merecen el mismo respeto que cualquier otra persona, y de ese comvencimiento parte esta «carta de un hijo a todos los padres del mundo»:

1. No me grites.
Te respeto menos cuando lo haces. Y me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.
2. Trátame con amabilidad y cordialidad igual que a tus amigos.
Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.
3. Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice.
A veces, ni yo mismo lo sé.
4. No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por tí (aunque sea para sacarte de un apuro).
Haces que pierda la fe en lo que dices y me siento mal.
5. Cuando te equivoques en algo, admítelo.
Mejorará mi opinión de ti y me enseñarás a admitir también mis errores.
6. No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos.
Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir (y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra).
7. Déjame valerme por mí mismo.
Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender.
8. No me des siempre órdenes.
Si en vez de ordenarme hacer algo, me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto.
9. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer.
Decide y mantén esa posición.
10. Cumple las promesas, buenas o malas.
Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.
11. Trata de comprenderme y ayudarme.
Cuando te cuente un problema no me digas: “eso no tiene importancia…” porque para mí sí la tiene.
12. No me digas que haga algo que tú no haces.
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
13. No me des todo lo que te pido.
A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir.
14. Quiéreme y dímelo
A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
Resaltaría especialmente el punto 6 y el 11, sobre todo porque son cosas que parecen menos obvias que la de «no me grites» y por eso mismo ocurren más a menudo.
Y otra de la que me acuerdo muchas veces, cuando ya lo he hecho, es la número 3, y siempre que lo pregunto pienso, pero cómo va a saber porqué?!En fin, cosillas que viene bien recordar…

Hemos sacado la carta de aquí

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#elladijoSI II

Ultimamente tenemos unos fines de semana tan ajetreados -y tan divertidos- que los lunes sólo se me ocurre contaros algo de lo bueno que nos haya pasado esos dos días!

Y éste concretamente ha sido uno de los mejores (sin contar con el día de hoy que ha consistido básicamente en sobrevivir al cansancio, al calor, al dolor de garganta y… al cambio de armarios! Sí, un poco más y empalmo con el invierno y me ahorro dos cambios 😉 ); como ya os adelantábamos aquí, este sábado fue la pedida de mano de mi hermana, un momento muy especial en el que las 2 familias íbamos a conocernos un poco más.

Y la verdad es que resultó estupendo! una cena muy muy agradable ¡y muy rica! con muchas risas, muchas palabras bonitas y alguna que otra lágrima…
Y es que cuando 2 personas toman una decisión tan importante como pasar juntos el resto de sus vidas y se les ve tan contentos, los que los queremos no podemos más que estar encantados de compartir esa felicidad.

Como es un momento más bien íntimo entre las familias de los novios, las fotos, los regalos y las anécdotas (y el video de los discursos 😉 ) se quedan para nosotros, así que sólo os voy a enseñar algunos de los ramos tan bonitos que fueron llegando  para alegrar la casa,

 

 

Y entre tantas flores, un olivo…

 

 

 

 

Por supuesto, de El PUENTECILLO 😉

 

 

ya os contaremos porqué 😉
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#losmartescon2; Mirarnos a los ojos

No tenemos tiempo de mirarnos a los ojos

 

Es mi frase más repetida ultimamente…
El caso es que de vez en cuando, como hoy por ejemplo, me pregunto si compensan estos horarios; por un lado pienso que son los mejores para los niños y por otro…

Tenemos los horarios cruzados, es decir, @elhombremasguapodelmundo trabaja principalmente por la mañana (aunque por la tarde también) y yo por las tardes. Eso se traduce en que nuestros niños prácticamente todo el día están con uno de sus padres, que para mí, cuando se puede, es lo
ideal, y en que nosotros no tenemos tiempo de mirarnos a los ojos.
Decía Bei que «unas risas en el desayuno y volvéis a ser novios» pero a veces no es tan fácil.

Por las mañanas estoy yo con los niños, @elhombremasguapodelmundo viene a comer a casa, -algo impensable en grandes ciudades, lo sé-, unos 40 minutos de los cuales siempre toca dormir o dar de comer, con suerte a uno, o a ambos niños.
Además de eso, poner la mesa, comer, recogerla, organizar algo de cena, alguna lavadora, ver lo que hay que decirle a la chica y salir los 2 pitando a trabajar (y a veces, cuando los niños han tenido una mañana intensa, ducharme).
Luego él sale de trabajar y vuelve a casa a estar con ellos, hacer la compra con ellos, etc., cenas, pijamas y sobre las 22h llego yo, con un lactante hambriento esperándome y otro que debería estar
dormido según el ritmo circadiano y esas cosas pero que encuentro en pleno apogeo de actividad, como se pasa las 24h del dia 😉
Así que toca dar de comer a Martín, dientes, cuento, rezar y cantar u oir música hasta que se duermen. Con suerte 23,30h.
Si a eso añades recoger mínimamente el campo de batalla que es la casa esas horas (al menos ropa sucia y platos de cena) llegan las 12 de la noche y nos pillan agotados, sin cenar, y sin mucha gana de romanticismos.
Hablamos, sí, de lo imprescindible, pero aún hay que preparar cosillas del dia siguiente, yo me subo a hacer el blog que sí, también, que esto es accesorio, pero después de todo el dia de «obligaciones» a veces la mente o el alma o llámalo X o llámalo energia, necesitan expandirse. Y a mí me compensa
aunque las ojeras crezcan y a la mañana siguiente me arrepienta casi cada día.
Si no, sé que me quedaría leyendo o cosiendo o —–.

Y creo que me compensa precisamente porque forma parte de mí, leer y escribir son cosas que me completan, no somos solamente lo que trabajamos o los pañales que cambiamos, eso es parte de la vida pero somos mucho más que eso, y para que cuando me mires mis ojos no estén vacios, necesito que lo que hay detrás se alimente de cosas que los llenen…
Porque prefiero unos ojos chicos y chinos y llenos de arrugas que unos ojos huecos.

Y tampoco quita tiempo de mirarnos a los ojos porque a esa hora los ojos ya se nos cierran.

Todo esto da como resultado que nuestros niños sólo pasan unas 2-3h diarias con alguien que no seamos sus padres, de las cuales, al menos hora y media suelen estar «haciendo siesta». Si, como dice mi madre, las necesidades afectivas las cubrimos igual él que yo, pues pensamos que compensa. El horario, digo.

Sí, diréis, así estamos todos, pero no. Por un lado porque si nuestros turnos coincidieran, nosotros
también coincidiríamos al menos 2 o 3 horas juntos en casa. Que parece poco pero dan al menos para cenar.
Y por otro lado porque está claro que hay muchísimos que estáis «peor», que vivís separados, en distinta ciudad o incluso distintos países, pero no hablo de eso, hablo de hacerlo así POR ELLOS, no porque la vida lo imponga. Y además tampoco me estoy quejando puesto que es algo que creemos que es bueno. De hecho creo que tenemos mucha suerte de poder elegir.
Y de poder dedicarles a los niños las mañanas lentas, con horas para simplemente mirarlos…

 

Esta claro que no durará para siempre, que los niños crecerán, irán al cole -ojalá más tarde que pronto- harán su vida y nosotros volveremos a tener tiempo, incluso para mirarnos de más.

 

Que los dias son largos pero los años tan cortos que esto va a ser un abrir y cerrar de ojos, y que de
momento creemos que compensa tener un chat de whatsapp para nosotros 2 que se llama «cosas de casa» y donde nos recordamos las citas del pediatra, que falta lechuga o que hay que llamar al electricista porque las luces del jardín siguen saltando cuando llueve.
Y que nuestros niños no estarán mejor ni peor educados que otros, no creo que nada de esto los diferencie de otros que vivan de otras formas, y que en el fututo ni se acordarán de esta época.
Pero creo que compensa, no me preguntéis porqué.

Y que todo eso no quita que eche de menos mirarte a los ojos 😉

 

Y por cierto, gracias a Dios que puedo expandirme sentada en una silla y mirando una pantalla porque el que necesite escalar una montaña nevada para expandir el alma debe tenerlo chungo muchas más veces.

 

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#elladijoSÍ

 

Hace poco menos de un año, un domingo cualquiera, conseguimos ponernos de acuerdo los 6 para hacer un plan que nos encanta, una barbacoa tranquila en el jardín.
Esta vez no queríamos mucha gente ni mucho lío; una bolsa de carbón, algo de carne,

algún que otro aperitivo (la cebolla frita no suele faltar en nuestras barbacoas 😉 )

y una mesa bonita para 6:

 PLANAZO!

El caso es que cuando llegaron, mi hermana me preguntó varias veces que cómo es que habíamos preparado todo tan mono, que porqué nos habíamos «molestado» tanto, que si es que teníamos algo que contar, etc. y lo cierto es que hubo algo en la forma de preguntarlo que me extrañó un poco…

pero la verdad es que lo último que me esperaba en el momento de sentarnos a la mesa era encontrar, sobre cada servilleta, unas tarjetas:

17 . 9 . 2016
Qué alegría más grande!!!
 Cada vez que me acuerdo me vuelvo a emocionar como en aquel momento, en el que aún veíamos lejano el día que a está a la vuelta de la esquina y que tantos buenos ratos de charlas y preparativos nos está dando 😉
 
Aunque lo mejor, sin duda, es verlos a ellos tan bien juntos y TAN FELICES
Y justo hoy me ha apetecido contaros todo esto porque este fin de semana, si Dios quiere, será la pedida, un pasito más hacia su sueño de una vida juntos
¡Y estamos deseando compartir ese momento con ellos!