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Mamá y yo…Nuestro viaje juntas. Más que un viaje, una experiencia.

 

Tenía pendiente escribir este post pero necesitaba algo más de tiempo para hacerlo. No es un post sobre el viaje, de viajes ya hablamos ayer, y realmente el sitio no era «muy bloguero», pero independientemente del sitio, lo importante fue la compañía.

Nunca antes habíamos hecho un viaje ella y yo solas; si pequeñas excursiones a Madrid, a ciudades por algún motivo…pero esta vez, nuestro único motivo era descansar y estar juntas.

Las dos necesitábamos vacaciones. Mi madre no para. Literalmente. Yo muchas veces me enfado porque puede permitirse trabajar menos y parar un poco, pero la realidad es que es imposible. Ella está pendiente de todo y de todos. Muchas veces me pregunto si el día que yo sea madre, lo haré la mitad de bien que lo hace ella. Lo dudo. A ella nunca se le escapa un detalle. Nunca. Qué capacidad para estar pendiente de todo.

Y yo llevaba una época de muchos viajes, aviones y noches fuera. Así que irnos a un destino cerquita, en coche, las dos juntas era la mejor opción.

Nos fuimos al Algarve, y por equivocación mía, cogí un hotel en pleno centro de Albufeira, sin saber el fiestón que había allí por las noches.

El hotel estaba al lado del mar, así que nuestro plan era despertarnos sin ninguna prisa, desayuno lento y tranquilo, y bajarnos a la playa. Descansar, descansar y descansar. Llevábamos muchas horas de sueño acumulado. Dormir y charlar fueron las principales actividades del viaje 🙂

Por las noches, como estábamos tan descansadas, nos dábamos una ducha y salíamos un rato, cuál adolescentes. Digo adolescentes porque en cada bar, nos ofrecían chupitos y no entendían que mi madre pidiese sólo mojitos sin alcohol! De algún otro bar tuvimos que irnos, porque no estábamos para bailar la gozadera y beber jagger mano a mano, jaja. Me río cada vez que me acuerdo, las dos allí en un «antro» con la música a tope, y explicándole a los camareros que nada de chupitos.

Tuvimos mucho tiempo para disfrutar la una de la otra.

Nos hicimos selfies, comimos perritos a las 17h de la tarde, limpieza de pies con el método de los pececillos, que creemos no volver a repetir, escuchamos música en directo, dormimos siestas antes y después de comer y sólo discutimos a la hora de pagar. Ella es un poco pesada y nunca deja que la invitemos. ¿Y hay algo mejor que poder invitar a tus padres?

Desde aquí os animo a todas, que si tenéis la oportunidad lo hagáis, porque el buen sabor de boca, a nosotras, nos durará hasta el año que viene que pensamos repetir.

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